miércoles, 26 de diciembre de 2012

Los años te hicieron tanto bien

Los años te hicieron tanto bien.
Esos labios que en otros tiempos se cansaron de besarme, intactos. Rosados, largos, se me antoja besarlos sin tu permiso y que me sigas el ritmo. 
Los ojos, tus ojos, rodeados de arruguitas cuando te reís, brillan. La miel verdosa que se escapa de ellos es dulzura pura. Lo felino de tus ojos, siempre me gustaron y siempre me van a gustar. Siempre fueron tu mejor atributo, y a veces no los puedo mirar. Tus pestañas larguísimas no me dejan.
Tu mirada sigue fuerte, y con los años se hizo más profunda, me atraviesa, me quema un poco, me lleva atrás, me lleva a tu cama, a esos pubs.
Tu pelo un poco canoso ya, el pelo que me gustaba despeinar cuando éramos todo pasión, tu pelo corto, con esas ondas que no se terminan de definir nunca... Ya un poco canoso, ¡te queda tan bien! 
Esa sonrisa, mordiéndote los labios como siempre, rodeada de líneas que te hacen parecer más sabio. Te quiero acariciar... No te acaricio. 
Tu cuerpo, las líneas que si supiera dibujar dibujaría para tenerte conmigo cuando yo quisiera. 
Los brazos, las piernas, el sexo. 
Sos como el vino: estás cada día mejor. Sos una persona feliz y se te nota. 
Mejor me callo, te hablo de estupideces, me hago la idiota (como siempre) y espero que vos empieces a buscarme, como siempre. 
Ya se me va a pasar.

martes, 25 de diciembre de 2012

Dos

Te cantaría un poema. Me encantarías con películas.
Me harías reír, cosa rara, cosa única. Te haría sentir.
Te contaría lo rota que estoy. Me darías un libro.
Me besarías con ganas y mucha pasión. Esperarías más.
Me sorprenderías con tu amor. No quisiera confundirme.
Me confundiría al fin. Sabías lo que hacías.
Me enamorarías. Sólo querría estar con vos.
Te diría que te amo, pero estoy rota. Lo decís vos primero.
Una canción me delataría, "te amo". Me amarías.
Somos uno para el otro. Somos dos, siempre.
Y esa barrera invisible que siempre existió de tu parte y de la mía fue lo que jamás nos permitiría ser uno.
Y todo termina yéndose a ese lugar donde existe y se repite el pasado y se repiten las historias.
¿Dónde vive el pasado, más que en mi piel y mi memoria, y en esas lágrimas que a veces me brotan al pensar en todo el trabajo que te tomaste para lastimarme?
No entiendo el fin de todo esto. Todavía no lo entiendo.
Sólo sé que siempre fuimos dos, caminando un tiempo a la par, hasta que uno o los dos, corrimos y nos detuvimos, a destiempo.
A veces duele. Todavía.

sábado, 15 de diciembre de 2012

Contame los lunares

Contame los lunares, de todos lados, uno a uno y como quieras. Besalos, tocalos y mordelos. 
Contame los lunares hasta que tus dedos se gasten, hasta que tus ojos ya no vean y hasta que tu boca ya no bese, hasta que tus manos enjevezcan, hasta que mi piel se arrugue, hasta que se nos sequen las lenguas. 
Yo te cuento que te los cuento en silencio y deja de ser un secreto. Con vos ya no hay secretos. ¿Cómo podría haberlos?
No pares nunca de contarlos, y cuando te canses, descansá en mi pecho y dormite, yo te cuido. 
Nunca apagues los lunares que me contás. 
Y encontrame siempre uno nuevo, y no vas a poder parar.

lunes, 10 de diciembre de 2012

Darse cuenta de a poco de los pasos que vamos a ir dando

Hoy ella me hizo notar que el duelo no es por él en sí.
El duelo es por todas sus promesas, por todas las palabras, por el proyecto inconcluso, por los pequeños rechazos, por las culpas todas sobre mí cuando en realidad éramos dos y la cosa era fifty-fifty. Todo eso está en mi cabeza y determina, no condiciona, mi conducta. Me reprimo bastante. Ella también me dijo que lo cuido mucho, y eso es verdad.
No va a volver y yo tengo que seguir caminando para poder ser libre y finalmente crear y amoldar mi vida sin promesas ni palabras que no sean mías, con proyectos que se cumplan, con besos dados y recibidos con amor, por no más culpas injustas sólo para mí. ¡Y tengo tanto por hacer todavía!
Me voy a entretener para saldar esa herida narcisista que hizo con una navaja de hielo, que todavía chorrea sangre algunas veces. No está mal. Es un mimo para el ego.
Y me siento un poco mejor cada día, y voy sabiendo qué camino tomar para seguir en el camino y poder llegar. De a poco.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Un buen comienzo es olvidar

En plan de olvido, 
tratando de sacar de mi piel la piel ajena, 
clavándole agujas a tus ojos verdes que se vuelven rojos, 
arrancarte pelo por pelo de tu cuerpo, 
 borrarme recuerdos de verte llorar y verte reír al mismo tiempo,
cortándote los labios para tirarlos al mar de mi sueño 
y así intentar deshacer cualquier destrozo que hayas ocasionado. 

Tengo que desarmarte, dejarte como estabas antes de habernos tocado, 
¿para qué enamorarnos? 

Un final sin fin, otro cierre que se traba, 
otro círculo que no cierra, otro beso que no dí. 
Y van. 

En plan de olvido, qué insensata.