domingo, 18 de septiembre de 2011

El espejo

Mil veces me miré al espejo y vi a alguien que no me gustaba. 
Alguien que me daba lástima, y hasta asco por momentos. 
Alguien que miraba y no era yo. O si, era yo. Y por eso me pasaban esas cosas.

Cuando se fue y nos dejó no podía ni mirarme.
Fue de las cosas más difíciles que me tocó aceptar y superar. 
No me cabía en la cabeza cómo A MI me pasó algo así,
cómo él reaccionó de esa manera, cómo no le importaba.

Si bien no lo termino de superar y todavía no lo entiendo, 
lo acepté. Sencillamente no le interesa. Ya está, es así, no va a cambiar. 
Y por más lágrimas que llore o lo triste que me ponga, no puedo volver
el tiempo atrás y evitarnos el dolor que nos causamos.

Estamos solos. Lo pienso y si, es triste. No debería ser así.
Pero tengo esa fuerza, que no sé de dónde sale, que siempre me sacó de los peores pozos, que si bien toqué fondo, no me hundió ni me enterró, siempre pude salir. 

Y ahora él. El ser más importante de mi vida. La persona por la que me emociono y por la que peleo y a la que defendería con mi vida. Lo defiendo con mi vida. Porque si alguien intenta lastimarlo, ese alguien va a salir lastimado. Porque Facundo no nació y ya es muy amado, y yo y todos los que lo amamos no lo vamos a permitir. 
Porque él todavía no puede defenderse, pero no me cabe dudas de que va a ser un león. Un felino en cuerpo humano, como yo, que me siento pantera algunas veces. Y ahora Facundo es parte de la fuerza que siempre me levantó. Él es toda mi fuerza para evitarnos el dolor.

Ahora me miro al espejo y es extraño. Estoy orgullosa. Estoy feliz. Estoy ansiosa. Estoy expectante. Estoy esperando a mi hijo. No hay palabras para describir lo hermoso que es.

Ahora el espejo me perdonó. O yo me perdoné. O nos dimos una tregua. El espejo me muestra belleza y veo en mis ojos algo que no tenía y que todavía no puedo saber qué es. Quizás es él. O que yo ya acepté que soy una persona nueva, que otra vida me espera, que yo tomé esa decisión y me encanta. 


El espejo a veces nos ama y a veces nos odia. Y justamente porque es un espejo. Nuestro reflejo es una realidad, que se dé vuelta depende justamente de uno mismo. 

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