lunes, 5 de septiembre de 2011

No quiero matarte, pero si me obligas...

Tener 19 años y enamorarse no es tan terrible.
Lo terrible es que ese amor tan fuerte no sea correspondido.
Lo terrible es que esa persona no te aprecie. Que te mienta, que te cree falsas expectativas.
Y lo terrible es no darse cuenta por estar enamorada...

Los años pasan y los sentimientos que alguna vez tuvimos por esa gente
se van.
Están, pero menos. 
Como el alcohol, que si lo dejás destapado se pierde en el aire. Así. O algo así
Y lo terrible es perdonar a esta gente. Abrirles la puerta otra vez. Dos veces...

La desconfianza. ¿Buenas intenciones? ¿Qué intenciones? ¿Hay intenciones de "algo"?

Y la locura y sentirse de nuevo la que fuiste en aquellos tiempos. Cuando nació esto de "estalla mi ego" , 
el mismo ego destruido después por la persona que lo llenaba. El amor...

Qué cosa de locos. Ya no sé si quiero eso o no quiero nada. Sé lo que no quiero, eso si. 

Y no quiero llorar más por ningún idiota ni llorar de tristeza, ni ponerme mal por algo que no pasó o por algo que si pasó, o discutir en la calle o a la salida de un boliche, o tener al lado una gárgola mentirosa y sin corazón. Que me vivan, que me quiten la energía en forma negativa (porque me encantaría quedarme sin energías por otras cosas, ja!), no quiero ser vigilada, ni perseguida. No quiero malos tratos ni escuchar palabras para lastimarme a propósito. No quiero más un Daniel en mi vida. Ni quiero un Matías.

Quiero paz. Quiero querer, si, pero quiero que me quieran también. Quiero respeto. Que me respeten. Pero sobre todo quiero poder ser yo. Quiero ser como soy y no joder a nadie ni que nadie se sienta jodido.

Tuvieron que pasar 5 años para saberlo. Mierda, no aprendemos, eh.

En definitiva, los años no vienen solos. Algo aprendí, me parece. La que importa soy yo esta vez.

1 comentario:

Unknown dijo...

No importa cuánto tiempo haya pasado siempre y cuando hayas aprendido. A mí me llevó más tiempo, todavía estoy aprendiendo.